martes, 26 de abril de 2016

EL MANU RAK, SIMBOLO ETNOHISTORICO GUADALUPANO

POR LUIS CLEMENTE LOSTAUNAU RAZURI.

Aquel verano de 1,978, una misión arqueológica norteamericana de la Nacional Science Foundation, apuraba los desmontes para confirmar el ingreso al patio II de la gran ciudadela de Farfán, cuando sus directores, Keatinga y Conrad, fueron advertidos de la presencia de algo nada común, en lo que llevaban trabajando dicho asiento pre-hispánico.

Conviene, antes de proseguir, indicar que es lo que se conoce como la Ciudadela de Farfán, geográficamente, Farfán es en la actualidad un paraje semiárido, compuesto por varias colinas suaves entrecortadas por visibles álveos aluviales, de temporadas lluviosas; y, extendiendo por mas de tres kilómetros, a lo largo de las faldas de una  cordillera conocido como cerros de Faclo, frente al predio agrícola La Calera. A menos de tres mil metros al sur y en línea recta de la actual ciudad de Guadalupe. Esta importante área ha servido en otras épocas y hasta la llegada de los hispanos, como asiento del más notable centro de control administrativo de recursos estadísticos; así como, de la organización de la producción de bienes y de su distribución en el Valle de los "Pacasmayos". Por sus proporciones, rasgos arquitectónicos y el emplazamiento, obedece al patrón "Chimú" y es probablemente una penetración: regida desde "Chan-Chan".

"Farfán", palabra proveniente del Yunga o lengua de los Mochicas, ha llegado a nuestros días lógicamente alterada por el oído y la escritura de los Españoles; pero no cabe duda, su fonética original debe haber sido así: "far" (fiesta, alegría, diversión, regocijo, agasajo, placer) y "fon", "fonep" o "funep" (cima, cumbre, cabo, extremidad); o, simplemente, con el verbo "fun-ein" (comer, alimentarse) que, en el primer caso, indicaría: "cumbre o extremo del placer, del agasajo, de la diversión, etc; y, en el segundo "la fiesta o alegría de comer", o de otro modo  "comer o alimentarse en la fiesta".
Nos inclinamos por la composición" Far-fun" (comer placenteramente), pues, en la ciudad de la arqueología se comprueba un interminable numero de pequeños cuartos aglutinados que, a manera de bodegas, almacenes o despensas, han servido para acopiar alimentos.

Pero; volvemos al patio II de farfán, en aquella mañana en que Keatinge y Conrad, se detuvieron frente a la posible entrada principal del núcleo en la que varios obreros, desde el día anterior, venían retirando cuidadosamente la tierra hacinada de los muros erosionados a través de cientos de años. Ya podía verse con toda propiedad que, en realidad, era la puerta principal; pues, se trataba de un pórtico de más o menos dos metros de luz, desprovisto de dintel, pero con pilastras reforzando el tapial a manera de cortas aletas. A ambos lados, aparecían emplazados perpendicularmente sobre soportes de adobe de mínima elevación, seis palos labrados; tres por lado y frente a frente haciendo calle, cuya representación, los citados arqueólogos describen en su reciente obra: "Imperialist expansion in Peruvian prehistory Chimu administration of a conquered territory", Boston University, 1983.

"La entrada principal al norte del patio (o canchón), consiste en un portal pilastrado, adornado en otro tiempo, con seis figuras talladas en madera; tres a cada lado del vano. Cuatro de estas figuras fueron encontradas parcialmente intactas, cada una representando el mismo diseño; un colosal felino sentado, protegiendo desde atrás, una pequeña figura humana. aunque en diversos grados de deterioro, debido a la infestación de las termitas, cuatro de las seis figuras originales, fueron halladas en su propio emplazamiento y aprovechada en la reproducción esquemática de la escultura del imponente felino y de la pequeña figura humana, que protege desde atrás, sentado y algo agazapado. Huellas en pintura blanca se encontraron sobre la cabeza de uno de los felinos que, además de firmemente tallados, estuvieron decorados con esmero".
Por que, considerar  esta figura tallada en madera de "chocoloque" (sapindus saponaria l.) como símbolo etnohistórico de Guadalupe? Palmariamente, su representación y ubicación; la función, el arte y su momento, son razones por ahora más suficientes para adoptar este posible "ídolo", como expresión de arte y artesanía, de leyenda y de historia, de trabajo y de riqueza, de vigilancia y seguridad; y, por último, es evidencia de bravura y amparo.
A la llegada de los hispanos, "Farfán", "Anlape" y "Fur" integraban una colectividad Chimú de labradores sobre cuya base, en 1,564, se estableció el asiento o pueblo de Nuestra Señora de Guadalupe, en las faldas del Cerro Namul. Tiempo aún, después de tal acontecimiento, las familias indígenas agrupadas residualmente en Farfán, mantuvieron sus ritos, creencias y costumbres ancestrales; tal lo escribe el R.P. Fray Antonio de la Calancha (1,629) en su invalorable "crónica moralizadora........."
".........tenían un palacio y silla principal en la gran huaca sian que estaba en la parte y asiento que era Guadalupe......el primer día de luna nueva; era el de mayor sacrificio, ya de comida, animales y aves; ciegos en su religión sacrificaban sus hijos .........en las mansiones de estas huacas, que son muchos los aposentos, asistían demonios como en el propio domicilio, continuando este señorío aún después de haber poblado los españoles estos valles que diversas veces y varios cristianos oían las voces......."

Esta magnífica y singular figura de un "felino protector", repetida por seis veces en el pórtico principal de la entrada a ese "conglomerado de cuartitos asimétricos de patrón chimú, que es "Farfán"; y hábilmente modelada en un palo cilindro de 60 por 15 centímetros, con datación de carbono 14 de quinientos años; es nada menos que el "MANU RAK" nombre con el que los mochicas designaban al puma, al gato montés y similares; es la representación alegórica profunda de aquel "mundo origen" que, aceptando transferencias de aspecto racional, permitió una fusión de razas y culturas tan desiguales que, en su evolución, han colmado de fecundidad el espíritu y el vigor del guadalupano de hoy.

Y MANU RAK, no solamente es un símbolo, para mayor sentido, es un incomparable nexo entre dos propósitos humanos; felizmente compatibles.......

Guadalupe, octubre de 1985.










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