EL SANTUARIO de Nuestra Señora de
Guadalupe (dos horas al norte de Trujillo) es el único de Sudamérica que constituye una auténtica joya
colonial: tiene una sola nave y posee bóvedas nervadas de estilo gótico tardío.
Su belleza arquitectónica es incomparable.
JOYA COLONIAL DE GUADALUPE
La primera población española que
se fundó en la Provincia de Pacasmayo fue Guadalupe, ciudad norteña que se
enorgullece de contar con una verdadera joya colonial: el Santuario de Nuestra
Señora de Guadalupe, que es el único templo de
Sudamérica de los llamados de sala que tiene una sola nave y posee
bóvedas nervadas en su estructura.
El santuario y el convento guadalupanos constituyen el Complejo de San
Agustín, de incomparable belleza arquitectónica y en donde se encuentra un
sorprendente legado artístico y cultural de valor incalculable. Por algo fueron
declarados Monumentos Históricos Nacionales en el año 1941.
El patrimonio cristiano que atesora
es vasto: pinturas, esculturas, bellas imágenes, crucifijos antiguos, íconos sagrados, indumentaria con mantos y
ornamentos litúrgicos antiquísimos.
La característica propia que lo
diferencia de otros grandes templos son sus maravillosas bóvedas nervadas que
pertenecen al estilo gótico tardío.
El templo es esplendoroso y
conmueve el ánimo de los visitantes y turistas de todas partes. El santuario
tiene 55 metros de largo por 11 de ancho, la sola nave es de 605 m2, Ese
admirable recinto cuyo interior no tiene divisiones ni soportes fue creación y
proeza de Blas de Orellana, arquitecto mulato natural de Zaña, Lambayeque, que
en el siglo XVII y durante los años 1620 y 1628 construyó el santuario y un ángulo
del primer claustro del monasterio. El material utilizado fue el ladrillo
cocido y moldurado. Hubo hasta 72 tipos, que se unían cara a cara con argamasa
-mezcla de cal, arena y chancaca-. En el complejo existen 28 tramos de bóvedas
nervadas de la más variada tracería.
Reliquias del Santuario
La imagen de la Virgen de Guadalupe
que se venera en este Distrito es copia de la que se le rinde culto en Sevilla,
de donde fue traída en 1560 por Francisco Pérez de Lezcano, fundador del pueblo
guadalupano. La Chapetona forma con el Niño una sola pieza y es paseada
anualmente en romería al "Cerrito de la Virgen", donde en su cima
tiene un monumento que domina la ciudad.
En el altar mayor está La Perfecta,
de mayor tamaño y con su Niño desmontable. A sus pies hay dos medias lunas y un
mundo de plata.
En el santuario existen esculturas
religiosas de los siglos XVI al XVIII y principios del actual. De los
crucifijos hay uno que causa asombro porque al menor movimiento se observa en
su interior latir el corazón de Jesús. Que se sepa es un caso único y de
increíble mecanismo.
Entre las pinturas son admirables
los murales al fresco y una variada pinacoteca con más de treinta cuadros de
inapreciable valor artístico. Dentro del mobiliario se conserva un anda de
cuero repujado en plata cuando fue canonizada la Virgen en 1954 como “Santa
Patrona de los Pueblos del Norte y Excelsa Reina del Perú” por el Nuncio
Apostólico de su Santidad Pio XII.
El Monasterio.
Funciono como cenobio hasta 1827.
Sus dos claustros: Blas de Orellana y Hernando de Maldonado perennizan los
nombres de sus constructores. En todos
sus recintos se aprecia la monumental obra arquitectónica y artística de la
época.
El museo religioso.
Son innumerables los objetos
religiosos que se exhiben allí, y que contienen información acumulada por
generaciones pasadas que hacen por si solo famoso al convento de San Agustín.
Está abierto al público todos los
días de 9 a 11.30 am y de 4 a 6 pm. El profesor Jorge Antonio Gilián es responsable
de su restauración, preservación y difusión como continuador de la magnífica
labor que hiciera el malogrado Luis Lostanau Rázuri, hijo ilustre de Guadalupe
a cuya iniciativa se hizo realidad el
actual Complejo arquitectónico de San Agustín.
El distrito de Guadalupe celebra
su feria anual en homenaje a su santa patrona, el 8 de Diciembre. Si usted
participa de los actos religiosos como buen católico, es su deber como
peregrino conocer todo el complejo por su impresionante pasado histórico,
artístico y cultural; además reserve parte de su tiempo para ir a conocer las Ruinas
de Pakatnamú. La meta de los guadalupanos es convertir a su ciudad en primer
centro turístico.
Por, William Deza Ríos.
Revista Gente 22 de Septiembre
1993.
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