lunes, 26 de octubre de 2015

NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE 
EXTREMADURA ESPAÑA
HISTORIA DEL CULTO Y CRONICA DE LA CORONACION CANONICA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
PRESBITERO WENCESLAO AGUILAR L.


ANTECEDENTES HISTORICOS
Antiquísima es la imagen de nuestra Señora de Guadalupe venerada en Extremadura.  Esta labrada de madera oriental, pero se ignora el nombre del artífice  y en que época fue tallada. Ya en el Siglo VI se hallaba en poder del Papa San Gregorio Magno, quien la veneraba en su oratorio particular, del que la sacaron en ocasión muy aflictiva para la ciudad de Roma, asolada por una extraña y mortífera epidemia.
 Muchísimas personas sucumbieron heridas del terrible azote, cuya manifestación externa consistía en repetidos estornudos, a lo que inmediatamente seguía la muerte. De allí la frase “DIOS TE AYUDE”, dichas por los que se hallaban al lado de la persona contagiada con el terrible mal.
 Con tan triste motivo cundió por la Ciudad  Eterna un pánico extraordinario. El mismo pontífice San Gregorio, cuyo antecesor Pelagio había muerto de tan extraña dolencia, movido por una inspiración del cielo, saco procesionalmente por las calles de Roma a la imagen de la Santísima Virgen, que guardaba en su oratorio, y en el acto cesó la epidemia que tantos estragos había ocasionado entre los romanos.


COMO VINO A ESPAÑA
Compréndese   fácilmente por lo expuesto, cuanto aumentaría la estimación del Santo Papa a tan milagrosa imagen, y cuan grande debía ser por lo tanto el afecto que profesaba a la persona a quien hizo donación de ella y que no fué otra que el insigne San Leandro Arzobispo de Sevilla, a quien conoció el Papa San Gregorio en Constantinopla, donde era Legado  Pontificio cuando San Leandro fue a pedir al emperador que prestase su valioso apoyo a San Hermenegildo, perseguido por su padre Leovigildo, partidario del arrianismo.
Mientras residío San Leandro en Constantinopla, tuvo muy frecuente trato con el entonces Legado y después Papa San Gregorio, quien al ser elevado al solio pontificio, se acordó de su amigo y le rogó que pasase a Roma para ayudarle con sus luces y consejos a gobernar la nave de Pedro, invitación que declinó el insigne arzobispo de Sevilla, por hallarse a sazón ocupado en preparar la conversión de Recaedo, el cual había de mudar  de manera tan feliz los destinos de la nación española.
Comprendió desde luego el Papa San Gregorio la razón que asistía a San Leandro para no abandonar a España en aquellas circunstancias; más como insistiera el Pontífice en  el  deseo de tener su lado a un varón de extraordinarios dotes de ciencia y santidad, para que le asesorase en los arduos asuntos encomendados a su cuidado como Vicario de Jesucristo en la tierra no pudiendo San Leandro prestarle su concurso personal por la razón antedicha envióle a su hermano San Isidro, cuya sabia cooperación agradeció tanto San Gregorio que cuando aquel regresó a España después de haber prestado muy señalados servicios a la Santa Sede, le hizo donación de varias reliquias y de la milagrosa imagen de la Santísima Virgen que tenía en su oratorio, para que se la entregase a San Leandro en testimonio de su gratitud por haberle enviado tan excelente auxiliar y consejero.
Partióse de Roma San Isidro con las santas reliquias y la venerada imagen al finalizar el siglo VI. Pronto experimentó el benéfico influjo de la sagrada efigie de la Madre de Dios. Apenas el navío que le conducía a España se hallo en alta mar, levantóse recia tempestad que lo puso a punto de naufragio, con grande riesgo de la tripulación y pasajeros.
Aunque sin resultado  feliz, puso en práctica el capitán de la nave cuantos medios puede emplear un marino valeroso y experto para capear el peligro temporal. Ya soló quedaba encomendar a Dios la salvación de las almas, perdida la esperanza de salvar los cuerpos.
Mas en aquel desesperado trance, el espíritu de Dios iluminó el entendimiento de San Isidro y movió su voluntad a que sacase de la cámara donde estaba depositada la imagen de la Santísima Virgen, y haciéndola llevar sobre  cubierta arrodillóse ante ella rodeado de la tripulación y pasajeros y todos suplicaron con vivas instancias a la Reina de los cielos que lo ampare en aquel terrible trance. La excelsa Señora acogió favorablemente su plegaria, pues en aquel mismo punto amainó el viento, se fué sosegando el imponente oleaje que amenazaba tragarse la nave, y pudo ésta navegar sin tropiezo alguno por la superficie de las aguas suavemente onduladas.

Con mar bonancible y viento de popa llego el navío al puerto de Cádiz. Habiendo desembarcado, llevaron procesionalmente la santa imagen por las calles, y a su paso se agolpó numeroso gentío que enterado del milagro que había salvado las vidas del santo Prelado y de sus compañeros, se unió a estos para tributarle el homenaje de su fervoroso culto. Otro tanto sucedió en Sevilla, en cuya iglesia mayor quedo depositada con grande pompa y solemnidad.

DURANTE LA DOMINACION ARABE
Allí permaneció hasta que la invasión de los árabes obligó a los cristianos a replegarse a las regiones septentrionales para librarse del furor agareno.
En aquella triste y accidentada huída procuraron nuestros antepasados sustraer a la profanación mahometana las reliquias, imágenes y demás objetos sagrados.
La imagen de la Santísima Virgen, fue del número de las salvadas por un grupo de cristianos fugitivos que partieron camino a Extremadura. Penetrando en dicha región, se detuvieron al pié de una áspera montaña, por la que fueron subiendo tras un breve descanso, hasta que tropezaron con una cueva abierta en las breñas. En ella depositaron la sagrada imagen con otras varias reliquias. Hicieron luego de todo el correspondiente inventario del que dejaron un ejemplar firmado,  haciendo constar la procedencia de todos los objetos que allí quedaban depositados, para que pasada la borrasca que le había obligado dejar sus hogares, fueran reconocidos y vueltos a los lugares de su procedencia, evitando así que las profanasen y destruyesen los moros.
Pronto invadieron éstos la región extremeña y en ella se establecieron, dando nombres arábigos a los lugares que ocupaban. De ahí que la montaña donde quedó oculta la imagen de la Santísima Virgen tomase el nombre del río que de ella descendía y que los moros llamaban Guadalupe, que significa “Rio del Lobo”.
Oculta permaneció la imagen de la Santísima Virgen durante la dominación agarena en Extremadura, y oculta siguió después de reconquistada dicha región por los cristianos hasta ya entrado el siglo XIV, en que el Señor quiso que fuera descubierta de un modo prodigioso, para más excitar hacia ella de veneración de fieles.

EL VAQUERO GIL
Refiere la tradición, confirmada y autorizada por la sanción de la iglesia, que por aquel tiempo, cierto vaquero llamado Gil Cordero, que apacentaba unas vacas en las inmediaciones del castillo de Alía, tuvo la desgracia de perder una de ellas. Aguijoneado por el natural deseo de hallarla, estuvo tres días consecutivos recorriendo todos aquellos lugares, hasta que rendido de cansancio se sentó junto a una fuente. Cerca de ella descubrió a la res tendida y muerta, sin que pudiera averiguar la cusa de aquella desgracia, por que la vaca no prestaba señal de herida ni contusión que indicara la menor violencia.
Sintió, como era natural, la pérdida de la res, pero quiso a lo menos aprovechar su piel desollándola. Por ello empezó haciéndole dos cortes en  el pecho en forma de cruz con su cuchillo. ¡Cuál no fué su sorpresa al ver que el animal se levantaba vuelto a la vida!.
Lleno de asombro se puso a mirar por doquier, creyéndose engañado por algún maleficio. Su admiración subió de punto al ver ante él una hermosísima Señora circundada de resplandores, la cual con voz armoniosa y dulcísima le declaró ser la Santísima Virgen María. Mandóle que fuese a Cáceres con la vaca milagrosamente resucitada, para que ella sirviese de testimonio de la verdad de la misión que le confiaba. Consistía en decir al clero y al pueblo de la mencionada ciudad, que le acompañasen al sitio donde había hallado a la res muerta, y apartasen unas piedras que le señaló y que ocupaba la cueva donde se hallaba depositada una imagen suya, pues quería que fuese descubierta y colocada en una capilla que había de erigirse en aquel mismo lugar, para que la venerasen los fieles. Deslumbrado quedo el vaquero Gil por los resplandores de la aparición y asustado al oír las palabras de la Señora. No volvió en si hasta que desapareció la celestial visión. Ató luego la vaca con una cuerda que a prevención llevaba, y se fué con ella al sitio donde se hallaban otros vaqueros compañeros suyos, a quienes refirió el maravilloso suceso. De que decía verdad daba testimonio el pecho de la vaca, en que se veía de manera clara y distinta los dos cortes que con su cuchillo le había hecho para arrancarle la piel.
Admirados quedaron los vaqueros con aquel extraordinario relato. Todos ellos convinieron en que Gil debía ir a Cáceres para dar parte del milagroso suceso a la autoridad eclesiástica.
 Encaminóse Gil en dirección a Cáceres. Antes de presentarse a las autoridades eclesiásticas, movido por un vehemente deseo de ver a su familia, entró en su casa. Cuál no fué su dolor al saber que su hijo único había muerto el día anterior. Su atribulada esposa salió a darle tan triste nueva. Díjole además, que de un momento a otro iban a venir el clero y acompañamiento para la ceremonia del entierro del cadáver. Todo ello produjo en el vaquero una impresión dolorosísima. Pero confiado en la Santísima Virgen de la que era mensajero, juzgó que si la Señora había resucitado a un animal para que diera testimonio de la veracidad de sus palabras, bien podía resucitar a su hijo, si se lo pedía como premio del celo con que cumplía su encargo.
Así sucedió efectivamente; pues apenas el clero y las demás personas que habían de acompañar el cadáver al cementerio llegaron a la casa mortuoria, levantóse del féretro el hijo del vaquero Gil, y pidió a su padre que le llevase al lugar donde la Santísima Virgen se le había aparecido, pues quería darle gracias por su milagrosa resurrección.


HALLAZGO DE LA IMAGEN VENERACION DEL PUEBLO Y DE LOS REYES
Grande asombro produjo entre los que presenciaron esta escena tan señalado prodigio y mayor todavía las palabras del mancebo cuyo significado no entendían. Refirió entonces el vaquero Gil a los circunstantes lo que había sucedido al hallar su vaca muerta, y de que modo volvió a la vida con todos los pormenores de la celestial aparición; y como de la veracidad de sus palabras daban testimonio la señal de la cruz hecha en la vaca por él mismo y el milagro de resurrección de su hijo que acababan de presenciar dieronle crédito y le acompañaron a la sierra de Guadalupe, donde siguiendo las indicaciones de la Santísima Virgen, descubrieron su imagen y con ella las reliquias de varios santos, de cuya autencidad daba testimonio el acta depositada en la cueva por los cristianos que allí las ocultaron.
Quisieron trasladar la santa imagen a Cáceres pero el vaquero Gil se opuso a ello, aduciendo que la voluntad de la Santísima Virgen era que su efigie fuese venerada en el mismo sitio donde había estado oculta tantos siglos. Con esto convinieron todos en dejar la imagen en aquel lugar y edificaron una rústica ermita provisional, donde la colocaron en espera de un templo más decoroso.
De todos estos prodigios dieron parte al Rey don Alfonso XI las autoridades eclesiásticas y civil de Cáceres. El monarca contribuyó de buen grado y con larga mano a los trabajos que emprendieron los fieles para que el culto de la sagrada Imagen tuviera el debido esplendor, cediendo cuantiosas rentas al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y designado para su servicio seis capellanes y un Prior, que fue primeramente el Cardenal don Pelayo Barroso. También a los capellanes les otorgo rentas con que atender a su manutención y al sostenimiento del Hospital de San Juan Bautista que se estableció junto al Santuario.
Como complemento de esas tan piadosas como magnánimas mercedes fundó el monarca una población inmediata al Santuario y dio a sus cincuenta primeros habitantes terreno suficiente para edificar sus viviendas y tener tierras de cultivo; todo ello se le cedió libre de gabelas, y sin más tributo que el diezmo para el santuario. Otorgo, además, ejecutoria de nobleza al vaquero Gil, con uso de escudo el  que se perpetúa el milagro de la aparición de la Santísima Virgen. La Reina del Cielo correspondió a la generosidad del monarca ayudándole con su poderosa protección en las diferentes guerras que emprendió contra los mahometanos, y muy especialmente en la famosa batalla del Salado, donde recibió rudo escarmiento la morisma. El Rey don Alfonso XI se mostró sumamente agradecido a la Virgen por tan señalado favor, en cumplimiento del voto que había hecho antes de la batalla, fue en romería al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, al que donó buena parte del riquísimo botín cogido a los mahometanos.


DEL MEDIO MISTERIOSO QUE DISPUSO LA PROVIDENCIA DE DIOS PARA QUE SE TRAJESE AL VALLE DE PACASMAYO LA MILAGROSA VIRGEN DE GUADALUPE
Entre los nobles que en las conquistas y pacificaciones de este Nuevo Mundo sirvieron a los Reyes, apostando  las vidas con sus lealtades y las haciendas con los trabajos de la guerra, ganando méritos; a quién jamás igualarán ni nuestras alabanzas ni sus premios, pues éstos fueron cortos por desdicha y aquellas han sido desfiguradas por envidia. De los que más que hicieron en lustre de persona, en lealtad de hidalgo, en valor de milicia y en fuerza de soldado fue el Capitán Francisco Pérez de Lezcano, a su pesar experimentaron desleales tiranos y rebeliones, diéronle no por igual paga, si no en señal de otras mayores condignas a su servicio, renta en indios haciéndole feudatario del pueblo de Chérrepe; que después lo mudaron los Religiosos de San Agustín de la playa a dos sitios en que se trasegó por mejora de asiento, se llama Pueblo Nuevo, si bien los indios conservaron su antiguo nombre; y el puerto, pocas veces manso, llaman los españoles Chérrepe.
El Capitán Francisco Pérez de Lezcano tuvo por esposa a Doña Luisa de Mendoza, de alta alcurnia y de la mejor virtud de su nobleza, y por hija a Doña Graciana de Mendoza y Lezcano que se casó con Diego García de Chávez ilustre Caballero de Trujillo en Extremadura, avecindados en este valle de Pacasmayo. El padre Calancha dice que dá estos datos por haber sido Lezcano el escudero que trajo de la mano a la Reina de estos valles y a la Emperatriz de los Cielos y fue la ocasión y el motivo el que sigue. Como feudatario de Chérrepe y Señor de          Pacasmayo debía hacer su vecindad el la ciudad de Trujillo, aquí lo estimaban, unos por su afabilidad, otros por sus beneficios, los pobres y humildes por su amparo y los nobles y ricos por sus correspondencias y cortesías, con esto debía tener émulos su envidia y contrarias voluntades su estimación.
Era el Corregidor de Trujillo émulo de nuestro Capitán Lezcano, conocíale la pasión y gobernaba sus acciones con prudencia. Amanecieron una mañana por las puertas de algunas familias honradas libelos infamatorios, que afrentando a los que nombraban, causó general irritación en cuantos lo oían. Corregidor y Alcaldes hicieron cautelosas pesquisas y no se atemorizó  el autor viendo sus diligencias; otro día aparecieron mayores infamias en mejores puertas, por lo que embravecidos los de la República prometían premios a quien descubriese al maldiciente y amenazas al desalmado, que sin esperanzas de premio u honra afrentaba a tantos. Los mismos vecinos rondaban la ciudad y entre éllos mismos  andaban con disimulo el que con disimulo los ponía; era engrudo y papel los instrumentos de su malicia y daños grandes los de su ofensa.
Viendo pues que si eran en menos puertas eran las deshonras mayores y que por fuerza era alguno de los muchos que rondaban o algún descomulgado que nunca dormía prometieron una gran dádiva al descubridor del autor o rastrearse el origen de la maldad: salieron dos testigos y dijeron que el malhechor era el Capitán Francisco Pérez de Lezcano por lo que habían visto un bulto parecido a él, delación que oyó con gran gusto el Corregidor, sino fué el quien levantó la malicia y estos dos los que lo pusieron en píe. Al punto prendió el Corregidor al inocente Capitán y no fue poco guárdale el privilegio de su nobleza, púsole el las Casas del Cabildo con grillos, una gran cadena a los pies y seis hombres de guarda, fulminó la causa sin más prueba que parecerse el bulto que veían al Caballero que acusaban y sustanciada como se puede esperar de un corazón enemigo y de un juez cobarde le sentencio a muerte y que para ejecutarse lo sacasen por las calles   de la ciudad y a voz de pregonero dijesen su delito por haber afrentado falsamente a los nobles, a los ostrados y a las mujeres virtuosas, por lo cual le fuese cortada la cabeza en público cadalso. No debió sentir el afligido caballero tanto el agravio de la muerte como el título de la afrenta, considerando que los más de su República deseaba su castigo en venganza de su calumnia y los amigos ponderaban su queja viendo que no les había valido lo sagrado de la amistad, si bien todos dudaban cuanto lo conocían, que pocos tendría en su defensa él que de tantos había sido su protector. Apeló a la sentencia y no se otorgo la apelación, porque aclamaban su muerte los ofendidos y deseaba la aclaración el juez apasionado; recibió los sacramentos, desahuciado de toda humana esperanza y desesperado de ruego o favor.
La noche anterior a su día fatal se presentó por vía de agravio ante el tribunal de Dios y asalarió con súplicas de humildad para abogada a la clementísima defensora de los afligidos, la Virgen Santísima de Guadalupe la Extremeña, ante quien estaba averiguada su inocencia y por quien se negocian pleitos desahuciados en la sala de la infinita justicia. Hizo voto a esta Señora y Divina Protectora que si le libraba de aquella muerte pasaría a España y traería el original de Guadalupe, un verdadero retrato que fuese adorado y servido en el valle de Pacasmayo, el cual entregaría a los Religiosos  de San Agustín, a quién se encomendó, dándole de su hacienda para que fuse su culto y templo celebrado y magnífico. Entre esperanzas y miedos pasaría las horas de la noche, al amanecer se oyeron grandes voces que un platero daba, abrazado a un Clérigo Sacerdote en hábito secular con quien bregaba, porque deseando huir se le defendía; concurrió gente de corrida entre éllas la justicia que velaban o estaban a la mira para que no se les fuse el preso, llegaron al ruido y a grandes voces dijo el platero: estando yo encerrado en mi tienda, oí dar unos golpes pequeños en mi puerta, como que clavaban algo, abrí con prisa y hallé a este mal Clérigo que me estaba clavando aquel libelo, decía: Para ti faltó el engrudo Indio agudo, para tí faltó el engrudo; estábalo clavando con dos tachuelas se me ha querido escapar y no ha podido. La culpa enmudeció al delincuente, que lengua que ofende a otros, sólo calla cuando le importara defenderse y viene a ser la lengua castigo de sí misma y el silencio verdugo y testigo contra la locuacidad.  Prendieron al Clérigo y aguardando el Capitán a los que debían ir a ejecutar el suplicio, entraron dando voces: ya se ha descubierto al malhechor y mandan suspender la muerte del Capitán. Oh que linda es la misericordia en las últimas pausas de la gran tribulación; tan dulce para el afligido como es la lluvia del Cielo para la Tierra y que dulcísima nueva la que entraba entre los agrios de su terrible pena y en boca de los ministros de la muerte la impensada cédula de su vida. Conoció que venía del Supremo Consejo de la Gloria ganada a súplicas de su Reina, obligada por los ruegos de San Agustín, publicó el milagro confesó su obligación.
Procedióse contra el Clérigo y queriéndole dar luego tormento, declinó jurisdicción; advocó la cusa a su fuero Eclesiástico, el Corregidor continuaba el informe alegando le había hallado en hábito secular, vencieron las censuras y apremiando al Clérigo su Provisor confesó derechamente que él era el único dueño de los libelos y el autor de aquellas infamias. Salió nuestro Capitán libre, honrado de todos los nobles, aplaudido por la plebe a la hora y por las calles que debía salir al cadalzo.
Sentenció el Clérigo su Ordinaria y aquella noche huyó de la cárcel y fue hasta Panamá queriendo pasar a Nombre de Dios, cayó la mula a un río que llaman Chagre, echóse a nado el Clérigo llegando cerca de la orilla contrapuesta salió un caimán que comenzando por una pierna se lo comió, murió miserablemente y fue la pena proporcionada a la culpa, pues pecó mordiendo y penó mordido.
El reconocido Francisco Pérez de Lezcano al punto dispuso su viaje, ordenó su casa y fue a cumplir su voto. Llegó a España con próspero viaje y continúo su camino a la Casa de Guadalupe, erario del cielo y cielo de milagros, hizo sus novenas devotas, dio limosnas magníficas, reconoció la deuda y trató la paga. Propuso a los Religiosos frailes de San Gerónimo (serafines de aquella Arca Santísima) su pretensión, refirió su caso, alegó  su viaje, interpuso su riesgo y pidió permiso para sacar un traslado; atendiendo a todo le concedieron licencia. Un entallador que trajo consigo de Sevilla, hombre primero en aquel arte, ejecutó con primor y la sacó en breve con igualdad; viendo los Padres Gerónimos que el retrato parecía original, celoso de amor o consultando inconvenientes, negaron arrepentidos lo que concedieron afables; con ruegos no se mejoraron, con limosnas que ofrecía no se redujeron, valiose  del Papa Paulo IV, para que le expidiera una             Bula Papal;  y oída su suplica mandó con censura que tuviese debido efecto la primera promesa y ejecución la soberana entrega.
Hízole el devoto caballero una arca forrada de telas y vistiola de ricos brocados y entre holandas puras puso la más pura de los Cielos, embarcóse con su celestial empleo, más contento con traer su Reina que si tuviera por suyas Monarquías de los Reyes, porque un agradecido en la paga tiene su gozo y en la correspondencia su ganancia.
Llegó el Capitán con próspero viento a Nombre de Dios, fletó mulas para su Señora y para sí, entregó el arca dichosa sin decir su tesoro al arriero  que entre dos fardos la ponía. Caminaba la Reina y caía con la carga tres mulas como estos fardos se mojaban aquellos se hundían, todos daban tropiezos y la mula en que venía no mojó el fardo ni dió tropiezo ni daba el arriero cuidado, el arca el arca que encierra a la Virgen de Guadalupe no afligía a quien la llevaba, sino que lo alivia; no mata al que la toca sino que lo favorece, lloren aquellos rigores en los campos de Nachón y celebren estas afabilidades en los atolladeros de Panamá. Pasado uno y otro día le tenía más cuidado la novedad de aquella mula, que los riesgos que sacaba a las otras; pregunto el arriero al Capitán que le dijese que traía  en aquel cajón por que le admiraba a él y a los otros pasajeros que habiendo caído todas muchas veces con los fardos y cargas de sus pasajeros, sólo aquella en que iba la caja no le afligía el peso, no caía ni tropezaba ni era menester guiarla por que entraba en la dormida como salía de la jornada, y como si alguien la trajese de tienda iba derecha. A fuerza de ruegos le pudo sacar que allí traía una Santa y muchas reliquias, simulación cuerda y desvelo prudente; el arriero cobró tan grande devoción por el arca que pudiera contarse por milagro de la Virgen dar devoción a un arriero, pues las veces que la subía y bajaba haciendo sobre su aforro una cruz, la besaba; teniendo en tanta veneración lo que encerraba el depósito y él y los pasajeros.
Llegó a Panamá y con prospero viaje a su puerto de Chérrepe donde enfrenó la locura de aquellas olas que suben en montes y bajan en toros, arremetiéndose unas a otras, tan bravas siempre, que rara vez se pasan sin peligro y a pocos olean que no los maten, entonces las vieron tan fuera de su condición, afables que humildes reconocieron a la Estrella de los Mares.



TEMPLOS EN SU HONOR
En el año de 1562, el devoto y agraviado capitán expuso a la veneración de la sagrada Imagen en una capilla se su tierra, mientras construía otra más apropiada. Inmediatamente avisó al P. Fr. Juan de San Pedro, Prior a la sazón del convento de San Agustín de Trujillo, y al P. Provincial, la cusa de su voto, su viaje a España, la traída de la Imagen, y sus deseos de que los religiosos agustinos se encargasen y fuesen los depositarios de aquella bendita Imagen, ofreciéndoles terreno donde levantar un templo, heredades para sustento de los religiosos y pensiones para el coro.
Entre tanto que estas gestiones se llevaban a cabo, el fervoroso capitán edificó una segunda y más decorada capilla, en un pequeño y cercano cerro, llamado Namul, próximo a su molino.
Recibió el Provincial, Fr. Pedro de Cepeda, la donación de la Imagen, aceptó gustoso que sus religiosos se encargasen de su culto y dio orden al mencionado P. Prior de Trujillo, Fr. Juan de San Pedro, y al P. Fr. Luis López, acompañado de varios religiosos, el 06 de Junio de 1563, día de la Santísima Trinidad.
Dice el P. Calancha que era esta segunda Capilla, en la, que había trabajado como jornalero de la Reina de los Cielos, el propio Capitán Pérez de Lezcano, fue pasto de las llamas el 07 de diciembre, pero no anota el año. Se salvó del incendio solamente la Imagen de la Virgen, por un milagro que ella óbro y que relata minuciosamente el P. Calancha, junto con el de una niña que cayó en el canal del molino, y no obstante la violencia del agua en el redonzo, la encontraron viva y sin daño algún, gracias a un milagro que óbro la Madre Divina  de Guadalupe.
Ante la total ruina de la Capilla, los religiosos y los fieles comenzaron con todo denuedo y fervor a la edificación de la nueva Iglesia, Convento  y Casa de Peregrinos en la falda del mismo cerro donde el fuego había destruido la anterior capilla.
Añade el historiador P. Calancha, que el nuevo templo lo construyeron suntuoso, sin dejar constancia del año que lo comenzaron y terminaron, y que en él obró la Santísima Virgen  numerosos milagros.
Seguidamente hace notar que había al cuidado de este Santuario cincuenta religiosos, porque tuvieron allí, durante algún tiempo, el estudiantado, y siempre la casa del Noviciado. Así se comprende a los innumerables peregrinos que de todas partes acudían y que el culto y devoción a la Virgen fuera tan esplendorosos.
La nueva desgracia vino a poner en prueba la fé y amor de los devotos a la Virgen de Guadalupe. El 14 de Febrero de 1619, a las 11 de la mañana, un espantoso temblor de tierra, cuyos terroríficos efectos se dejaron sentir a la distancia de más de 100 leguas, con pérdidas de muchas vidas y destrucción de miles de casas, echó por tierra esta Iglesia, Convento y Casa  de Peregrinos.
Lejos de sufrir menoscabo la devoción con este infortunio, le sirvió de estímulo para hacerla más enardecida y vigorosa, pues tanto los religiosos como las personas devotas, todos, a porfía se esforzaron y contribuían a levantar el magnífico templo en el que hoy se venera a la excelsa Patrona de Guadalupe.
El P. Fr. Fernando de la Barrera, Prior en aquel entonces de Guadalupe y Definidor Provincial, emprendedor y entusiasta, dió principio a la nueva obra el 17 del mismo mes, o sea tres días después de la catástrofe, en lugar distante un cuarto de hora de la anterior. El día de San Mateo se inauguró la capilla provisional, y ante la Imagen de la Virgen de Guadalupe se celebró la primera misa. Aquí se edificaron también provisionalmente las celdas y oficinas y se levantaron las paredes del nuevo y airoso templo de piedra y ladrillo que hasta hoy perdura y es la admiración de cuantos lo contemplan; obra por la esbeltad, sus amplias y armoniosas dimensiones, y también por la primorosa crucería de sus bóvedas y de la sacristía y campanario. En opinión el P. Calancha, siempre excesivamente ponderativo de las cosas de su Orden, es el mejor y más suntuoso templo de bóvedas que hay en cien leguas a la redonda, con ser –añade- muy hermoso no pocos de ellos. Lo terminó el P. Fr. Francisco  Castro, quien lo adornó con colgaduras, láminas y grandes cuadros de vistosas pinturas que representaban los principales y más celebrados milagros de la Virgen.
Construyó, así mismo, un ángulo del grandioso claustro, y los otros tres los fabricó el P. Maestro Fr. Hernando de Maldonado, quien continuó después el claustro y habitaciones para los religiosos. A la sombra de este Santuario, españoles e indios y se formó la actual ciudad de Guadalupe.




 CORONACION CANONICA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
24 DE OCTUBRE DE 1954
SANTIAGO WENCESLAO AGUILAR LEZAMA
GRANDIOSO ACONTECIMIENTO NACIONAL


Con motivo de celebrar el III CONGRESO EUCARISTICO NACIONAL que tuvo lugar en la ciudad de Trujillo en Octubre de 1943, el suscrito recibió entre otras comunicaciones, la propuesta y atenta invitación del entonces Excelentísimo Monseñor Juan G. Guevara, Arzobispo de Trujillo y que después lo fuera también Ilustre Primado y Cardenal del Perú, para que gestionara la Coronación Canónica de la tan venerada e histórica Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, en la ciudad de Trujillo, por ser la más antigua y a quien los pueblos del Perú le rinden culto secular.
Sin embargo, no obstante haber despertado gran interés y entusiasmo en el corazón y ambiente guadalupano para coronar a su Excelsa Patrona, por razones inesperadas que sería muy largo de enumerar, con el sentimiento más profundo se tuvo que declinar a tan significativa y grata invitación; pues basta decir de que el tiempo era corto e imposible para poder improvisar un acontecimiento de tanta trascendencia espiritual, máxime y si se tenía en cuenta de que no sólo el Santo Templo se encontraba desmantelado, un poco derruido por la acción del tiempo; sino que aún a la Santísima Virgen le faltaba su Corona de Oro que manos sacrílegas la habían despojado por el año 1916, juntamente con sus valiosas joyas; y aún carecía de las vestimentas indispensables o esenciales que le correspondía lucir en tan magno acontecimiento cívico religioso, que había de realizarse en la ciudad de Trujillo, Capital de la Arquidiócesis.
OCTUBRE DE 1943 A OCTUBRE DE 1954.- ONCE AÑOS han transcurrido, y no se ha desperdiciado tiempo, entusiasmo, fé y confianza para poder celebrar ese día feliz tan esperado por Guadalupe y por la Santísima Virgen; hasta que al fin y cuando todo estaba previsto, su Santo Templo totalmente refaccionado, cuando se le ha dotado de su valiosa y artística corona de un kilo y medio de oro de 18 kilates, cuando se le ha mandado confeccionar artísticos mantos, corona de oro para el Niño y ha recibido valiosas alhajas; cuando su devoción ha recobrado su antiguo esplendor y más justo homenaje de los miles de devotos que la invocan y aclaman en el Perú.
Con motivo de celebrarse el V CONGRESO EUCARISTICO NACIONAL y MARIANO,  que con tanta solemnidad y grandeza se ha realizado en la ciudad de Lima en Diciembre de 1954; como la más elocuente y expresiva manifestación de fé y adhesión a tan grandioso acontecimiento que se ha celebrado en Homenaje a "DIOS EUCARISTIA y A LA INMACULADA VIRGEN MARIA"  contando con el decidido apoyo y gran voluntad de nuestro virtuoso y santo Prelado Excelentísimo Arzobispo de Trujillo Monseñor Aurelio M. Guerrero, se ha coronado canónicamente, se ha ceñido gloriosamente la inmaculada frente de la Sacrosanta Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y del Niño, en su propio pueblo por ella escogido: GUADALUPE, con la corona del triunfo, con la corona de Reyna que ha regido y seguirá gobernando e inspirando con el amor y ternura de Madre a sus verdaderos hijos que la imploran y la invocan a través de los siglos, “DEL MISMO MODO QUE POR NUESTRAS MANOS TE CORONAMOS EN LA TIERRA ASI MEREZCAMOS QUE CRISTO NOS CORONE DE GLORIA EN EL CIELO".
Por eso. ¡Oh 24 de Octubre de 1954! bella fecha. Día de imperecederos recuerdos, yo te bendigo y saludo. Y, con el alma emocionada por el recuerdo de un acontecimiento que ha conmovido, que ha hecho latir y unificar intensamente el corazón humano; que ha hecho revivir la fé y el amor cívico-religioso en toda la Nacionalidad, y que, tuvo lugar en la histórica ciudad de Guadalupe con motivo de la CORONACION CANONICA PONTIFICIA DE LA MAS ANTIGUA Y TAN VENERADA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, Excelsa Patrona de los pueblos del Norte del Perú, quiero invocar con toda mi alma la especial protección de JESUS y DE MARIA, mi oración de acción de gracias, por haberme concedido tanta gloria; y porque sigan conservando y avivando en todos los instantes de mi vida y eternamente, mi respetuosa y profunda admiración, mi recuerdo y gratitud hacia esas almas nobles y generosas que representando a Dios y a la Patria, confundidos y fusionados en un acto multitudinario de gentes de toda condición y estado, pletóricos de cristiano regocijo, en un día 24 de Octubre, parecía unirse el cielo con la tierra, la criatura con su Creador, el hijo pródigo con su tiernísima Madre, el ciudadano con las autoridades que con la inspiración de Dios y la Patria legítimamente gobierna, dirigen, estimulan, dignifican y honran a los ciudadanos y pueblos más humildes. .
QUE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, GLORIOSAMENTE CORONADA OS BENDIGA A CADA INSTANTE DE VUESTRA PRECIOSA VIDA, Y QUE ANTE LA DEBIL GRATITUD HUMANA, QUE SE INFLAME LA LLAMA DEL AMOR TIERNISIMO DE UNA MADRE DIVINA Y HUMANA Y ABRACE ETERNAMENTE A SUS HIJOS.
"VIVA CRISTO REY, VIVA MARIA INMACULADA, REYNA Y PATRONA EXCELSA DEL PERU".
SANTIAGO WENCESLAO AGUILAR L.
Párroco Presidente Activo de la Junta Central Pro--Coronación Canónica de Nuestra Señora de Guadalupe.


SOLICITUD DEL SR. PÁRROCO
Parroquia de Ntra. Señora de Guadalupe.
Guadalupe, 30 de Marzo  de 1954.
Excmo. y Rvdmo. Señor Arzobispo de la Arquidiócesis Monseñor Aurelio M. Guerrero.
Trujillo.
Excelencia Reverendísima:
El suscrito Párroco de Guadalupe (Provincia de Pacasmayo) tiene el alto honor de saludar atentamente a V. Excia. Rvma., y suplicarle el siguiente favor:
Se trata Excmo. Señor de Coronar Canónicamente la imagen milagrosa de la Virgen de Guadalupe que se venera en la Parroquia de mi cargo.
El origen y veneración de dicha imagen se remonta al año 1560 en que el Capitán Español Dn. Francisco Pérez de Lezcano, residente en Trujillo, fue condenado a muerte, y habiendo invocado, en trance tan apurado, la intercesión de la Virgen de Guadalupe que se venera en España, se vió milagrosamente absuelto de la culpa y pena a que había sido sentenciado. En acción de gracias, hizo voto de viajar a España y traer una copia auténtica de la Virgen de Guadalupe, lo que inmediatamente realizó.
A su regreso al Perú, hizo construir una capilla en la que colocó la sagrada imagen, entregándosela a los Padres Agustinos, quienes levantaron el grandioso Santuario en el que hoy se le rinde culto esplendoroso.
La devoción a esta imagen pronto se extendió por el Perú y por varias naciones vecinas, y su culto se conserva fervoroso y sin interrupción alguna a través de casi cuatro centurias hasta nuestros días, en los que florece como en sus mejores tiempos.
Numerosos y singulares milagros ha obrado esta venerada imagen. El historiador agustino R. P. Antonio de la Calancha, en su "Crónica Moralizadora de la Orden de San Agustín y Sucesos Ejemplares de la Provincia del Perú" que el suscrito publicara en 1945, en la "Historia del Culto de Nuestra Señora de Guadalupe en el Perú", se puede apreciar una larga lista de milagros comprobados por testimonios jurados, fuera de otros muchos que no relata, pero que le atribuyen la fé y devoción de los pueblos.
A lo expuesto, se agrega que, celebrándose este año el Jubileo o Año Mariano, es deseo expreso del Santo Padre Pío XII, felizmente reinante, que se tribute a la Santísima Virgen cultos especiales, principalmente en su Santuario; y la celebración del V Congreso Eucarístico Nacional y Mariano que Dios mediante tendrá lugar en Diciembre del presente año en la ciudad de Lima capital del Perú.
Siendo estos motivos más que suficientes para obtener la referida Coronación Canónica, pues bien le consta a S. Excia. Rvdma. no se requiere  sino que el culto sea secular o inmemorial, no interrumpido y que la Imagen haya dispensado favores especiales. .
Por lo expuesto, ruego a S. Excia. Rvdma. se digne elevar al Cabildo Vaticano las Preces respectivas pidiendo la Coronación Canónica de la venerada Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe (de la Provincia de Pacasmayo) en el día domingo 24 de Octubre del presente año (1954).
Anticipándole las más expresivas gracias y el deseo al mismo tiempo verle realzando este acontecimiento religioso en honor de la Madre  de Dios, para lo cual se cursará oportunamente la invitación oficial. Pido; a la Santísima Virgen de Guadalupe que conserve la preciosa vida de S. Excelencia Reverendísima durante muchos años.
Besa reverentemente su Anillo Pastoral y le pide su bendición.
Santiago Wenceslao Aguilar Lezama.
Párroco.



RESPUESTA DEL EXCELENTÍSIMO ARZOBISPO Y RVDMO.

ARZOBISPADO DE TRUJILLO.
Secretaría.
Trujillo, 5 de Abril de 1954.
Of. Nº 104.
Sr. Pbro. Dn.
Wenceslao Aguilar.
Por encargo de su Excia. Rvdma. Monseñor Aurelio M. Guerrero, doy contestación a su comunicación de 30 de marzo último, manifestándole que su Excia. le felicita y aplaude la buena idea que ha tenido Ud. y sus feligreses de coronar a la Santísima Virgen de Guadalupe, Patrona de ese pueblo, en este Año Eucarístico Mariano.
Con tal motivo su Excia. esta dirigiéndose a la Santa Sede para recabar la autorización respectiva para la Coronación Canónica de la Virgen de Guadalupe.
Con este motivo expreso a Ud. los sentimientos de mi mayor consideración y estima.
Dios guarde a Ud.
Aníbal A. Romero V.
Canónigo Secretario.



DECRETO ARZOBISPAL AUTORIZANDO AL SEÑOR PÁRROCO LA FORMACIÓN DE UNA JUNTA CENTRAL PRO-CORONACIÓN CANÓNICA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

ARZOBISPADO DE TRUJILLO
Trujillo, 7 de abril de 1954.
Of. No. 108.
Sr.  Pbr. Dn.
Wenceslao Aguilar.
Párroco de Guadalupe.
En la fecha el Exm. y Rdm. Señor Arzobispo Monseñor Aurelio M. Guerrero, ha dispuesto lo que sigue:
"Palacio Arzobispal de Trujillo, a 7 de abril de 1954. Vista la solicitud que precede del Sr. Párroco de Guadalupe Pbr. Wenceslao Aguilar L. y siendo atendible por las razones expuestas: Autorizamos para que constituya una Junta Central Pró-Coronación de la Milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, que desde el año 1560 se venera con gran piedad y devoción por todos los católicos del Perú, debiendo remitirnos el personal que juzguen conveniente para nuestra aprobación.- Regístrese, comuníquese y archívese.- Aurelio, Arzobispo de Trujillo.- Aníbal A. Romero V. Canónigo Secretario".
Lo que transcribo a V. R. para su conocimiento y fines consiguientes.
Dios guarde a V. R.
Of. Auxiliar de Secretaría.



DECRETO ARZOBISPAL APROBANDO LA “JUNTA PRO-CORONACIÓN CANÓNICA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE"

ARZOBISPADO DE TRUJILLO. 28 de Abril de 1954.
Of. Nº 134.
Sr. Pbro. D. Santiago Wenceslao Aguilar, Párroco de la Parroquia de Guadalupe. S. P Tengo el agrado de comunicar a su Rvcia. que el Excmo. y Rvdmo. Mons. Aurelio M. Guerrero. Arzobispo de Trujillo, en la fecha ha expedido el siguiente Decreto. cuyo texto es como sigue:
Palacio Arzobispal de Trujillo. 28 de abril de 1954. Vista la solicitud que precede del Presidente y Vice-Presidente de la "Junta Pro-Coronación Canónica de Nuestra Señora de Guadalupe", donde nos presentan los miembros que integrarán la mencionada Junta,  en la labor que realizarán en favor del gran evento a realizarse en el mes de Octubre; en uso de nuestra jurisdicción ordinaria: Venimos en aprobar como en efecto aprobamos el personal de la Junta Central Pro-Coronación Canónica de Nuestra Señora de Guadalupe:
Presidente Honorario: Excmo. y Rvdmo. Mons. Aurelio M. Guerrero Arzobispo de Trujillo.
Vice-Presidentes Honorarios: Excmos. Sres. Obispos Sufragáneos y el M. R. P. Provincial de la Orden de San Agustín de la Provincia del Perú y Sra. Francisca S. de Noriega.
Presidente Activo: Sr. Pbro. D. Santiago Wenceslao Aguilar. Párroco de la Parroquia de Guadalupe.
Vice-Presidente: R. P. Luis Arroyo O. F. M.
Secretario: Sr. D. Oscar Lostaunau.
Pro-Secretarios: Srs. Eusebio Balta y Gustavo Rivasplata.
Tesorera: Sra. Isabel de Ogata.
Vocales: Rvdo. Sr. Vicario Foráneo de San Pedro de Lloc. R., Mons. Héctor G. Alegría. Ex-Párroco de Chepén Presbítero Francisco Lázaro. R. P. Párroco de Pacasmayo. Señores don José Saavedra. AlcaIde de Guadalupe. César Gómez Ascarate. Alcalde de Chepén. Jorge Deza. Luis Lostaunau. Juan Malca Rosado. Juan Cerrano. Agustín Vásquez. César Díaz. Sixto Balarezo, Luis Quiroga. Oscar Novoa Alejandro Vera, Mariano Noriega y Alfonso Balarezo. Demetrio Antinori. Drs. Manuel Vera y Jorge Álvarez V. Señoras: Florentina E. de González Aguinaga. María C. de Quiroga. Josefina de Quintanilla. Angélica R. de Castañeda. Aydé Q. de Vera. Altemira Vera de Torero. Mercedes de Encinas. Elia de Deza. María de País. María M. de Yong. Genoveva de Carrasco. Rosa de Balta. Natividad de Felipe, Obdulia A. de Malca. María K. de Angelat, Señoritas: Hortensia  Apaéstegui. Rosa Apaéstegui. Esperanza Arenas. Josefa Pastor. Ayela  Mora. Zoila Castañeda. Zoila Paredes. Carmen Farro. Gertrudis Goiburo.
Se les bendice paternalmente a todos y cada uno de los miembros de la Junta Pro-Coronación Canónica de Nuestra Señora de Guadalupe, deseándoles éxito en el desempeño de sus labores. Regístrese, comuníquese y archívese. Aurelio Arzobispo de Trujillo. Aníbal Romero. Canónico Secretario Ad-hoc”.
Lo que trascribo a su Rvcia. para su conocimiento y fines consiguiente.

Dios GUE. a su Rvcia. Carlos Flores Pajares. Pbro.
Un sello de Arzobispado de Trujillo.












HERMOSA CORONA SERA IMPUESTA A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE EN LAS FESTIVIDADES DEL MES DE OCTUBRE







Un joyero guadalupano ha confeccionado la corona de oro y piedras preciosas que se impondrá a Nuestra Señora de Guadalupe, el 24 de octubre próximo, en la Coronación Pontificia y Canónica que será apadrinada por el Presidente de la República, General Manuel Odría y por su esposa, la señora María Delgado de Odría.
La corona es de oro macizo de 18 quilates y ha sido ejecutada por el joyero Carlos Vicente Rubiños Ríos, acompañado por el personal de su establecimiento, según diseño del escultor-arquitecto, Ricardo Jiménez Cabrejos. Su valor, que no se ha, revelado, ha sido costeado por las limosnas de los fieles.
"Se trata de una de las más valiosas joyas de la Iglesia Peruana", declaró el Párroco de Guadalupe, Rev. P. Dr. Santiago Wenceslao Aguilar L., al mostrar la corona a los periodistas.
"Es una verdadera obra de arte" -manifestó un experto- al tiempo - que admiraba la corona que pesa más de un kilo, mide 27 cms. de altura 10.5 cms. de diámetro en la base y 30 cms. en su mayor diámetro.
La corona está formada por cuatro arcos de líneas barrocas que partiendo de la base se unen en el centro superior, sobre el que se asienta un mundo que sirve de peana a una cruz. "El artista -explicó el Párroco Aguilar- ha querido simbolizar así el dominio de la Iglesia Católica sobre la tierra”. En el aro de la base hay cuatro ángeles, alternados con cuatro estrellas, sobre un marco de pedrería en que resaltan los rubíes. Aguamarinas, esmeraldas y otras piedras preciosas de gran valor. La Corona ostenta en el plano superior cuatro rosas sobrepuestas, representación de la Rosa Mística, hechas de oro rojo, que contrasta con el resto de la joya que es de oro mate. Completan los adornos, seis racimos de perlas naturales.
El Párroco. Dr. Santiago Wenceslao Aguilar, es Presidente de la Junta Central Pro-Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Guadalupe, distrito de Guadalupe, Provincia de Pacasmayo del Departamento de La Libertad y gestor principal de la Coronación, cuya imagen se venera en el pueblo del mismo nombre, rindiéndole culto todos los pueblos del norte del país.
La corona, que se exhibe en la Casa Welsch, será llevada próximamente a Guadalupe, adaptándose las medidas de seguridad que son del caso para el traslado de  un tesoro tan valioso.

SOLEMNEMENTE FUE CORONADA AYER LA VIRGEN DE GUADALUPE
NUNCIO APOSTOLICO PRESIDIO LA CEREMONIA
El Comercio
Miles de fieles de todo el país rindieron homenaje a la Patrona del Norte del Perú.- El acto se realizó en la Plaza de Guadalupe.
Pacasmayo, 24. (U.P.).- Despertó la ciudad de Guadalupe el día de hoy con los 21 disparos de cañón seguidos por los repiques de las campanas del templo. Desde tempranas horas, los devotos acudieron al templo y salieron luego en procesión entonando el Rosario de la Aurora, llevando por delante la artística carroza con la Imagen de la Virgen de Guadalupe.
Después de haberse celebrado varias misas votivas en honor de la Patrona de Guadalupe por los Prelados, Sacerdotes y Párrocos, ante una crecida concurrencia que se ha movilizado desde los más apartados lugares utilizando todo género de vehículos, congestionando las vías de comunicación y llenando todos los alojamientos y domicilios particulares, se dispuso lo conveniente para la gran ceremonia de la Coronación.
Asistieron el Ministro de Justicia y Culto, doctor Freundt Rosell y su esposa, en representación del Presidente de la República y su esposa, padrinos del solemne acto; el diputado por Pacasmayo señor Telmo Maximiliano y su esposa, padrinos también, el Prefecto de La Libertad, Coronel Rodríguez Zumarán, el Presidente y Miembros de la Corte Superior, los Alcaldes de Trujillo, Pacasmayo, Guadalupe, San Pedro de Lloc, Chepén, Lambayeque, Cajamarca, que también han actuado de padrinos. Los altos Jefes de las Unidades Militares y de las legiones Militares del Norte del país.
Para que este acto de la Coronación fuera visto por el mayor número de personas, la Imagen de la Virgen fue sacada del templo y colocada en la Plaza principal de Guadalupe. Allí se instalaron las tribunas oficiales.
El legado Pontificio, Excmo. Monseñor Francisco Lardone, quien llegó procesionalmente acompañado del Arzobispo de Trujillo, del Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis, de los miembros del Cabildo Metropolitano, de los Párrocos y miembros de ambos cleros, tomó asiento en un lugar especial, hallándose al frente el Ministro de Justicia, acompañado de los demás padrinos y madrinas. Intervino asimismo para dar fé del acto canónico a realizarse un Notario eclesiástico asistido de dos testigos.
Cuando el Notario sostenía en sus manos la Corona de Oro con piedras preciosas, tomó el juramento a los dirigentes de la Junta Pro-Coronación, Párroco doctor Santiago Wenceslao Aguilar y Padre franciscano Luis Arroyo, quienes respondieron: "si, juro" fue suscrita a continuación el acta respectiva y se leyó seguidamente por un Prelado el Decreto del Cabildo Vaticano autorizando la Coronación Canónica de la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, del pueblo del mismo nombre en el Departamento de La Libertad, así como el documento en que se confiere a Monseñor Francisco Lardone, la Delegación Pontificia para llevar a cabo esta ceremonia.
Terminado este ceremonial, el Legado Pontificio rezó las oraciones respectivas y bendijo la Corona, que en seguida fue conducida por el Párroco de Guadalupe hasta el altar de la Virgen y colocada sobre un cojín de terciopelo rojo, hacia el lado de la Epístola, mientras era acompañado el Legado Pontificio desde su trono entonó el Himno "O Gloriosa Virginum" que fue entonado por el coro polifónico del Seminario de Trujillo y la Schola Cantorum.
Terminada esta parte de la ceremonia y ante millares de fieles, el Arzobispo de Trujillo Excmo. Monseñor Aurelio M. Guerrero, revestido  de los ornamentos pontificales y asistido por los demás prelados y sacerdotes, ofició la misa solemne de la Coronación, cuando eran las 11 y 30 de la mañana.
En el curso de la misa, formaron en la Plaza, las tropas enviadas por la Superioridad Militar, fueron cantadas varias estrofas en honor de la Virgen de Guadalupe y en el momento de la Elevación, se tocó la Marchas de Banderas y la multitud se puso de rodillas, en un instante de gran solemnidad y emoción.
Luego que hubo concluído la misa pontifical, se dispuso todo lo necesario para realizar el acto de la Coronación de la Virgen de Guadalupe. El Legado Pontificio se revistió con la Capa Pluvial de color blanco, con aplicaciones de oro; ascendió hasta el altar, oró ante la Imagen de la Virgen a la que incensó repetidas veces, siguiendo las disposiciones del Ritual Romano y luego de ponerse de rodillas entonó el cántico mariano “Regina Ceeli Laetare". El coro continuó con las estrofas y al final del Himno, Monseñor Lardone ascendió al trono en donde se hallaba la Imagen de la Virgen de Guadalupe, tomó la Corona de oro de manos de un sacerdote y la colocó reverentemente sobre las sienes de Nuestra Señora de Guadalupe, mientras pronunciaba las siguientes palabras: "Del mismo modo que por nuestras manos te coronamos en la tierra, así merezcamos que Cristo nos corone de Gloria en el Cielo”.                                             
En ese instante, la multitud estacionada en la Plaza prorrumpió en vivas y aplausos. Las banderas y los estandartes de las instituciones y colegios fueron inclinadas como manifestación de homenaje a María; evolucionaron las escuadrillas de aviones militares de la Base de Chiclayo, que arrojaron flores y una corona de rosas sobre la Imagen de la Virgen de Guadalupe, mientras la multitud presa de indescriptible entusiasmo no cesaba de dar vivas y de demostrar su entusiasmó. Las campanas de los templos repicaron largamente; se hicieron salvas, se lanzaron bombardas y las bandas tocaron la Marcha de Banderas.
Coronada canónicamente la Virgen de Guadalupe, Patrona de los pueblos del Norte del Perú, concibió el rendido homenaje de sus devotos en la procesión que se organizó a continuación por la calle Independencia, Plaza Albújar, calle Victoria, para retornar a su templo. Esta procesión fue verdaderamente apoteósica; se regaron flores en todo el trayecto, se entonaron cánticos de triunfo en honor de la Virgen.
Después de los colegios de uno y otro sexo, de las bandas de músicos militares, de los miembros de las instituciones católicas, iba la carroza de la Virgen de Guadalupe luciendo su hermosa Corona de Oro y piedras preciosas, seguida de las personas del Comité Pro-Coronación, y a los lados iban doce niñas simbolizando doce estrellas. La escolta estaba formada por los padrinos de la Coronación, el Legado Pontificio acompañado de los Arzobispos, Obispos, Prefectos Apostólicos, miembros de ambos cleros; los dirigentes de las hermandades de San Francisco, de N. S. de Guadalupe, de la Acción Católica, y una enorme multitud de devotos.
Concluida la procesión en el templo tradicional, el Alcalde de Guadalupe, presentó un cirio de grandes proporciones como ofrenda de este pueblo y de los cinco más que el Virrey don Francisco de Toledo en nombre del Rey de España, donó a la Virgen María en la advocación de Guadalupe.




RELIEVES EXTRAORDINARIOS REVISTIÓ LA CEREMONIA DE CORONACIÓN PONTIFICIA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE REALIZADA AYER

La Unión 25 Oct. 1954.
El distrito de Guadalupe vivió ayer horas inolvidables y de profunda emoción de fé católica, con motivo de la solemne ceremonia de la Coronación Pontificia de la Santísima Virgen de Guadalupe, que alcanzó relieves extraordinarios por la enorme afluencia de visitantes del Norte y Sur del país, que vinieron especialmente para rendir homenaje a la milagrosa Imagen dé. la Virgen en este grandioso día, y por la participación en acto tan solemne de las más altas Autoridades de la Iglesia, del Gobierno, militares, civiles y otros.
El programa confeccionado por la Municipalidad de Guadalupe para este homenaje, se inició la tarde del sábado, cuando a las 5 pm.  hizo su entrada triunfal a la ciudad el Nuncio Apostólico y Legado papal, Monseñor Francisco Lardone, quien llegó de Trujillo acompañado por el Arzobispo de la Diócesis Monseñor Aurelio M. Guerrero y de los Rvdmos. Obispos de Chachapoyas, Cajamarca y Piura y otras altas dignidades del Cabildo Metropolitano de Trujillo, siendo recibidos por las autoridades provinciales y locales, instituciones, hermandades religiosas, alumnado de las escuelas y por el pueblo en masa y acompañado hasta la Iglesia parroquial bajo palio, realizándose dentro del templo una solemne ceremonia religiosa.
Terminado este acto, el Nuncio Apostólico fue conducido a la Municipalidad donde, en sesión solemne, el Alcalde del distrito señor José Andrés Saavedra lo declaró Huésped Ilustre de la Ciudad, pronunciando un expresivo discurso. También saludó al Legado Pontificio el Subprefecto de la Provincia, señor Guillermo Martínez, a nombre del Supremo Gobierno, manifestando la complacencia, de la provincia toda y de Guadalupe en particular de recibir su visita en ocasión tan memorable. Monseñor Lardone agradeció en conceptuosos términos la grandiosa recepción que el pueblo le había tributado a su llegada, poniendo de relieve su profunda fé católica, así como el saludo de las autoridades.
El ilustre Legado Papal y su comitiva fueron agasajados con una copa de champaña. En la mañana de ayer, desde las primeras horas comenzó á llegar á Guadalupe gran número de visitantes de los departamentos vecinos, que acudían a participar en la solemne ceremonia de la Coronación de la Virgen, que se realizaría después.
A las 10  am. llegó procedente de Pacasmayo, el señor Ministro de Justicia y Culto, doctor Alejandro Freundt Rosell, acompañado de su señora esposa  Clara Cueva Seminario de Freundt, quienes habían sido designados por el señor Presidente de la República y por la señora de Odría, para representarlos en la ceremonia de la Coronación Pontificia. En compañía del señor Ministro llegó también el Diputado por La Libertad señor Telmo Maximiliano, autoridades provinciales y otras destacadas personas.
De Trujillo llegaron también el señor Prefecto del Departamento Coronel Víctor Rodríguez Zumarán; el Presidente de la Corte Superior doctor J. Gálvez Cárdenas; el señor Víctor Julio Rosell, Alcalde de Trujillo; el Comandante Cristian Acosta el señor Carlos Larco Herrera y muchas otras distinguidas personas.
El señor Ministro y su distinguida esposa, fueron recepcionados en la Municipalidad, donde fueron declarados Huéspedes Ilustres, por el Alcalde señor José A. Saavedra O., en apropiado discurso que fué contestado por el señor Freundt Rosell, expresando su satisfacción al traer la representación del Jefe del Estado y de su distinguida esposa para la solemne ceremonia que se iba a realizar. El señor Ministro y su comitiva fueron agasajados con una champañada.
A las 11 a. m. se inició la ceremonia de la Coronación. La imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe, se hallaba colocada en el ángulo de la Plaza de Armas en que se halla el Convento de San Agustín, habiéndose levantada cerca al altar un tabladillo para ser ocupado por las altas autoridades y para la comitiva oficial.
La Plaza de Armas se hallaba totalmente ocupada por fieles de todas partes, habiendo formado dos Compañías del Grupo de Artillería Nº 9, para rendir los honores a la santísima Virgen y a los representantes del Suprema Gobierno.
La Misa Pontifical fué oficiada par, el Excma. Arzobispo de Trujillo Monseñor Aurelio M. Guerrero, y revistió excepcional solemnidad por el ambiente de profunda devoción a la Virgen que se revelaba en el semblante de todos los fieles.
Terminada la Misa el señor Ministro de Justicia y Culto y su esposa, padrinos de la Coronación, en representación del señor Presidente de la República y de la señora de Odría, se acercaron al altar para tomar las cintas; el Delegado Pontificio, Excma., Monseñor Francisco Lardone, revestido de Capa pluvial, llegó ante el altar, hizo una genuflexión ante la Imagen de la Virgen y ascendió por la escala colocada al efecto, recibiendo de manos del Párroco de Guadalupe, doctor Wenceslao Aguilar, la corona de oro y piedras preciosas, la que colocó sobre la Imagen de la Santísima Virgen, pronunciando las siguientes palabras: "Del misma modo que por nuestras manos te coronamos en la tierra, así merezcamos que Cristo nos corone en el Cielo". En este solemne momento, las bandas militares ejecutaron el Himno  Nacional, las campanas fueron echadas a vuelo, se hizo  disparos de 21 cañonazos, se lanzaron cohetes y bombardas, y los millares de fieles que llenaban la Plaza en su totalidad y las calles adyacentes agitaron sus pañuelos como  demostración del júbilo que los embargaba, y mientras las tropas presentaban las armas, un avión de la Base Aérea de Chiclayo, evolucionaba sobre la Plaza de Armas, arrojando flores y volantes con inscripciones alusivas a la fiesta.
No  recordamos haber presenciada en la provincia un espectáculo tan emotivo é impresionante como éste.
Después de la Coronación, la Santísima Virgen recorrió en procesión  por la Calle  Independencia, Plazuela Albujar, Calle  Victoria, Plaza de Armas para retornar a su templo,  acompañando  el Nuncio Monseñor Lardone, las Dignidades de la Iglesia y el pueblo todo.
Terminada la procesión, comenzó la retirada de los asistentes, habiendo tomado las autoridades de la policía las medidas convenientes para regularizar el intenso tráfico de vehículos y evitar pasibles accidentes.

LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN

DE GUADALUPE IMPORTANTE DOCUMENTAL

En la noche del 3 del actual y venciendo la oleada humana que pugnaba por ingresar al Cine "Afa", tuvimos oportunidad de presenciar la "premiere" de la película que se filmara durante los inolvidables días de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de Guadalupe, en el último Octubre é igualmente en el transcurso de la última Feria de Diciembre.
Este documental, ya que ha traspasado los linderos del noticiero informativo, resulta en sus múltiples aspectos, un bien logrado aporte al acervo cultural de la vida provinciana. Es, sin lugar a dudas, el latido oportuno de una comunidad que revive. En esta cinta se ha captado el sentido de fe y devoción de un pueblo católico que respondió al llamado de la Iglesia a un recuento de sus filas en torno de la Sagrada Guadalupana.
El recuerdo, fresco aún, de ese memorable 24 de octubre se agita al espectar esta proyección. Nos trae a la memoria las múltiples legiones de católicos de todos los ámbitos del norte del país que, nos llenaron de orgullo con su peregrinaje y su voz de presente en tan magno acontecimiento.
Esta cinta, en los veinte minutos de proyección y en perfectos encuadres logrados por ese magnífico pionero del cine nacional, Manuel Trullén, y con la nítida narración de Negreiros, pinta, uno a uno, los más saltantes relieves de la Coronación é igualmente, múltiples escenas de la Tradicional Feria del 8 de Diciembre. No han escapado a la cámara de Trullén; ni los "milagros" de la puerta de la Iglesia; ni los típicos toldos de comida; ni el tradicional cohetero. Están presentes, los rostros llenos de devoción de nuestras gentes y las largas colas que ansían adorar a la Sagrada Imagen; la carita resignada de una niña a quien su madre, una mujer de pueblo, introduce al Templo; los fuegos artificiales y por que no, también el devoto que, con decidido ademán, se prepara a depositar su limosna. En fin en pocas palabras, la Tradicional Feria de Guadalupe.
Cabe, pues, un merecido aplauso para el Párroco doctor Santiago W. Aguilar, gestor decidido y abnegado no sólo de los memorables días de la Coronación; sino que su entusiasmo lo ha llevado a grabar en el celuloide las sacras y multitudinarias escenas de ese acontecimiento cívico religioso, para las futuras generaciones, contagiándoles la emoción profunda que sentimos, los que tuvimos la dicha de vivir tan extraordinario suceso.
Guadalupe, Mayo de 1955.
Luis C. Lostaunau.


ACTA DE LA CORONACION PONTIFICIA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

In Nomini Domini en la ciudad de Guadalupe (provincia de Pacasmayo), Departamento de La Libertad (Perú) a los veinticuatro días del mes de octubre del año de mil novecientos cincuenticuatro gobernando la Iglesia Católica Su Santidad el Papa Pío XII felizmente reinante, siendo Nuncio Apostólico en el Perú el Excmo. y Rdmo. Mons. Francisco Lardone y Legado Pontificio, Arzobispo de la Arquidiócesis de Trujillo el Excmo. y Rdmo .Mons. Aurelio M. Guerrero, Presidente Constitucional de la República el Excmo. Señor General Don Manuel A. Odría, Ministro de Estado en el Despacho de Justicia y Culto Dr. Alejandro Freundt Rosell con asistencia de los Excmos. y  Rdmos. Señores Obispos: Mons. Otoniel Alcedo Obispo Auxiliar de Chachapoyas; Mons. Artín Garda, Prefecto Apostólico de Moyobamba; Miembros del Cabildo Metropolitano de Trujillo, Párrocos de la Arquidiócesis, el Coronel Prefecto del Departamento de La Libertad don Víctor Rodríguez Zumarán, el Alcalde de la ciudad de Trujillo don Víctor Julio Rosell, el Alcalde de la ciudad de Guadalupe don José Andrés Saavedra Olavárría, el señor Párroco de esta feligresía Presbítero Wenceslao Aguilar y Presidente de la Junta Central Pro-Coronación, el Muy Rdo. Padre Fray Luis Arroyo Vice-Presidente y Asesor General de la Junta; Pro-Coronación, siendo las doce del día conforme el ceremonial de esta solemnidad se realizó la grandiosa Coronación Canónica de la milagrosa y cuatricentenaria Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe que se venera en este histórico Santuario.
Esta solemne y apoteósica ceremonia de la Coronación Canónica fué apadrinada por el Señor Presidente de la República General don Manuel A. Odría y su distinguida Señora esposa doña María Delgado de Odría, representados en este acto por el Señor doctor Alejandro Freundt Rosell. Ministro de Justicia y Culto y su ilustre esposa doña Clara Arrese de Freundt Rosell juntamente con los que suscriben en esta Acta Notarial ante los testigos Rdmo. Monseñor Francisco Javier Deza, Prelado Doméstico de Su Santidad, Dignidad de Arcediano y Presidente del Cabildo Metropolitano de Trujillo, el Rdmo. Mons. Jerónimo A. Mondoñedo Camarero Secreto de Su Santidad y Párroco de Chiclayo.
En fe de lo cual firmamos la presente acta notarial, FIRMANDO
Rufino E. Benitez V.
Canónigo de Merced Notario Eclesiástico.