EL PRIMER LINCHAMIENTO REALIZADO EN EL PERÚ
El primer caso de la aplicación de la Ley de Linch, en
el Perú, se presentó, sin duda, en Guadalupe, Provincia de Pacasmayo, en el año
1874.
En el archivo encargado a mi señor padre, el Notario
don Juan Pablo Quiñe, recuerdo haber visto el expediente iniciado con motivo de
este ruidoso asunto, por el que se siguió
un sonado proceso, a causa de haber sido quemado vivo, por todo el pueblo enfurecido,
un asiático de la servidumbre de don Pedro Vera, que en estado de insania,
asesino a este honrado y laborioso vecino, a su esposa, en estado de gravidez,
y a sus cuatro hijos pequeños; salvando una sola, por haberse marchado a casa
de una tía, donde paso la noche.
Relataban que la sobreviviente, doña
Lucinda Vera, casada años después con don Aniceto Rázuri, que, en la mañana del
día funesto, encontró al chino afilando un hacha de las llamadas de abanico, en
el patio de la casa, y que, al interrogarlo respecto a la causa de ese hecho, había
respondido: pa matau tu pale, tu male, todo gente. Se relataba, además, que
Lucinda, presa, de pánico, despavorida, relato el hecho a la mamá, pero la
buena señora la tranquilizo diciéndole. " No le hagas caso a ese chino
loco". Esto no obstante la chica, asustada, se fue a casa de la tía, a
quien comunico sus temores.
Pero el chino loco debía cumplir su siniestra misión,
y mediada la noche asesto mortal hachazo a don Pedro, que se hallaba recostado
en una hamaca, partiéndole el cráneo, después ingreso al dormitorio de la señora,
a quien victimo en igual forma, continuando su obra diabólica en las camas de
los niños, y uno de ellos que huyendo de la matanza se abalanzaba a una ruma de
sacos de arroz, recibió un feroz hachazo en la espalda.
El pueblo de Guadalupe, poseído de la mayor indignación
al conocer la horrorosa tragedia, registro las casas de todos los chinos,
destaco comisiones por todos los caminos, realizo pesquisas de hormiga en busca
del asesino, que al fin fue encontrado cerca de Yonán, en el camino a Chilete,
de donde fue inmediatamente trasladado a Guadalupe.
Las autoridades se dispusieron a intervenir en el juzgamiento
del criminal; pero el pueblo enfurecido, arrollo a los guardianes de la cárcel,
extrajo al asiático, hicieron un círculo de palos de algarrobo para que no pudiese
escapar, era rejoneado por el público anhelante de venganza, lo envolvió en sus
ropas y trebejos y después de rociarlo con kerosene, le prendió fuego.
El chinito, como un demonio envuelto en llamas, recorrió
todos los ángulos de la plaza, buscando medio de salir del círculo formado por
la muchedumbre, pero era rechazado con palos, rejones y cuchillos, hasta que
cayo exánime, víctima de atroces dolores y se carbonizo.
Este linchamiento, el primero que se recuerda en el Perú,
motivo un largo proceso, que hubo de ser sobreseído, ya que no era posible
condenar a todo un pueblo, apacible y tranquilo, pero viril y severo, que
expresaba en esa forma su resolución de defender sus fueros, su tranquilidad,
en mala hora perturbada por instintos protervos y su repudio a quienes injurian
con sus actos a la sociedad en que viven.
Noviembre de 1937.
Juan P. Quiñe.
Monografía de la Provincia de Pacasmayo, abril 1938.
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