HISTORIA DE PAKATNAMÚ
Tacainamo o Pacainamo o Pakatnamú era el nombre del cacique chimú que había
llegado por mar en balsas de palos y que desembarcaron en el margen izquierdo
del río Nec llamado después Jequetepeque por la cercanía del primer pueblo
fundado por el Gran Chimú llamado Mesjepeque que significa “casa de adoración”
( ya que tuvieron un templo, una construcción de barro en el Cerro dos Cabezas
donde adoraban a los Dioses: “Si” la Diosa de la Luna y “Ni” el Dios del Mar) ,
que después se corrompió y tomo el nombre de Xequetepeque y que después se
corrompió y tomo el nombre de Jequetepeque, y que luego fundara la ciudad y la
fortaleza de Pakatnamú, cuyas ruinas, bastante extensas, pueden ser admiradas
al norte de la desembocadura del río Jequetepeque (río Nec).
Pakatnamú es una
expresión yunga que al ser interpretada, coincide con la traducción quechua
Pacasccamayu, el padre Antonio Calancha en sus crónicas afirma que es una corrupción
de su origen, cuyo significado actual es río escondido; en quechua Pacascca
significa escondido y Mayu significa río. En la lengua yunga Pakatnamú
descompuesto en las voces Pacat significa origen o fuente y Namu incógnito u
oscuro y tendría que traducirse como fuente oscura o escondida. Lo cierto es
que las ruinas de Pakatnamú están situadas en un elevado barranco desde el que
no puede verse el río, que corre por un cauce profundo. Difícil de advertir,
que una extensa pampa se extiende hacia el sur, desde Pakatnamú, es cruzada por
el río Nec o Jequetepeque de Este a Oeste.
Desde este lugar Paicatnamú comenzó a gobernar todo su territorio conquistado. Siglo X d.c. siendo el jefe militar autoritario, sacerdote religioso y cabeza de la sociedad de todo el reino.
Por los años 1378,
existió en el limítrofe valle de Chicama, un absoluto e independiente curaca
llamado Gran Chimú, que dentro de todos los señores que regentaban en el
Imperio, era el que más se estaba extendiendo e incitaba los celos del Inca
reinante, por su poder y absolutismo. Los dominios del Gran Chimú se extendían
desde Supe hasta Tumbes abarcando un territorio de más de doscientas leguas de
la costa.
Pachacutec, llamado el reformador, resolvió reducir a su obediencia al soberbio e indómito reyezuelo de Chicama, pero no lo consiguió y encomendó esta difícil empresa al príncipe heredero Yupanqui.
El príncipe heredero Yupanqui trató de cumplir con su empresa, pero más de una vez fue contenido y repelido por el valeroso Gran Chimú, que defendía sus dominios del valle. Ocurrió que el príncipe Yupanqui tuvo que ser auxiliado por su padre con veinte mil cuzqueños que tampoco fueron suficientes, entonces intervino uno de sus hermanos de Yupanqui y se logró las conquistas de los valles del Rímac, Chancay, Huaraz, Huamachuco y Pataz. Luego hubo de proponerse al Gran Chimú capitulaciones por demás honrosas, para llegar a obtener su sometimiento, y ajustadas éstas después de la batalla de Parmunca, a orillas del río Santa, quedó adherido por completo al Inca reinante. Esta guerra fue una de las más larga, reñida y sangrienta.
Pakatnamú, el general más aguerrido de sus dominios fundó una gran ciudad y fortaleza y le dio su propio nombre, el cual se hizo luego extensivo en todo el valle de Jequetepeque antes valle de Pacasmayo. Está ciudad creció rápidamente y frente al peligro que representaban para los Incas, fue destruida por las tropas de Huayna Capac, a su regreso de las conquistas de Sullana y Tumbes. Quienes hicieron su destrucción, valiéndose del fuego. Se conservan aun los vestigios de la ciudad cerca del punto conocido hoy por la Garita, hacienda que fue de Faclo Grande, hacia el lado del mar.
Los Pakatnamú adoraban a la Luna, en lugar del sol, porque este astro (Dios) se dejaba ver de día y de noche; adoraban también el mar por que era una providencia de recursos; adoraban también unas piedras preciosas que denominaban Alecepong, que quiere decir deidad de piedra, finalmente adoraban las dos estrellas laterales de las tres que forman el centro de la constelación de Orión a la que llamaban “pata” (esta diosa era encargada de la justicia contra los malhechores y ladrones, quien cometía este delito era amarrado en un palo, les ponían un saco en la cabeza y los dejaban en el desierto para que sean comidos en vida por animales carroñeros como los buitres y gallinazos.)
Para la adoración de la Luna, tenían los Pakatnamú un suntuoso templo que llamaban “Sian”, que quiere decir “Casa de la Luna”, de cuyos muros se conservan fragmentos en el Cerro Dos Cabezas en la cercanía de la Boca del Río y Jequetepeque.
Después que el príncipe Yupanqui sometió al Gran Chimú, los Pakatnamú abandonaron estos ídolos y adoptaron el del Dios Sol, obedeciendo una de las condiciones de los vencedores.
Las primeras parcialidades que conquistó Pakatnamú estaban agrupadas en las faldas de los cerros denominado Puémape y llevaban los nombres de Lloc, que era la parcialidad más distinguida; pescadores o Puémape, la más numerosa; Yengle, Channa, Totero, Jalate, Mazanca, Chocofan, Jatanca, Cacique, Moradores o Forasteros, etc.
De cuyos nombres se conservan algunos en las familias indígenas. Años después las parcialidades se trasladaron dos leguas más al norte de Puémape, al sitio que se conoce hoy con el nombre de Pueblo Viejo, y fue el jefe de la parcialidad Lloc el que inicio y fundó esta nueva localidad que se denominó Lloc en honor de su fundador y en la conquista de de los Españoles adoptaron el nombre de San Pedro agregándole de Lloc.
Posteriormente éste mismo general Pakatnamú conquistó Jequetepeque y construyeron un adoratorio suntuoso al que llamaron “Sian” y que hoy se conoce con el nombre de “Cerro de Dos Cabezas”.
Del valle de
Pacasmayo, digamos su origen -cuenta Calancha- trató de conquistar el Chimo el
valle hoy es Guadalupe…y envió un capitán; y después de varias batallas a
precio de arroyos de sangre, compraron doce leguas de señorío que llamaron
Pakatnamú que quiere decir padre común o padre de todos.
Este valle tiene seis leguas de latitud desde el pueblo de Lloc hasta los arenales de Saña…Lo que contiene el medio son playas de un mar pocas veces pacifico, y siempre, montaraz; habítenlas algunos indios pescadores, que se sustentan de mariscos, y medran en sus pesquerías”
Allí está el origen del nombre de la gran ciudad de las épocas mochicas y chimú, cuyas ruinas se levantan muy cerca del mar en el valle del rio Jequetepeque, al norte del departamento de La Libertad.
Esta ciudad floreció entre los siglos VII y XIV de nuestra era y sus restos cubren una extensión de más de un kilometro de largo. Llena de montículos ceremoniales que seguramente fueron templos, revela por los testimonios de su larga existencia, dos períodos de ocupación: uno antiguo, probablemente mochica, de los primeros siglos de la era cristiana, representada por el sector oeste o sea el sector del mar y el otro tardío, Chimú, cuyos vestigios se localizan al este del perímetro triangular.
Refiere Leicht haberse encontrado “Un vasto estilo Chavín con corona y cinturón de serpientes, lo cual afirma que el estilo chavín siguió paralelo al primitivo chimúes, como si el valle de Jequetepeque hubiera penetrado profundamente en la cordillera.
Heinrich Ubbelohde Doering revela que no hay testimonio de ocupación o de paso de los Incas. Probablemente, cuando los Incas cruzaron el valle de Jequetepeque, ya la ciudad estaba abandonada o, quizá, hasta destruida. Pakatnamú fue una ciudad principalmente religiosa, así lo indican sus grandes pirámides y fue una ciudad totalmente de adobe, con cerámicos de gallinazo, mochica y chimú.
TESTIMONIO DE LOS
ARQUEÓLOGOS
• Oscar Lostaunau
Rázuri.
Los estudios realizados por arqueólogos y especialistas en la materia han determinado la ubicación de los centros de desarrollo cultural de los Cupisniques o Pacasmayinos. Don Oscar Lostaunau Rázuri decía: ”...el hombre cazador, recolector gradualmente siente la necesidad de mayor alimentación y con esto se inicia la Agricultura. Un foco de esto es Huaca Prieta. Aparecen los primeros indicios de cerámica. El incremento del maíz y la yuca, la domesticación de animales... se inicia cierta forma de gobierno sacerdotal.
• Claude Chauchat.
El arqueólogo francés Claude Chauchat en el año 1984, encontró en el desierto de Cupisnique, restos óseos de dos seres humanos, con una antigüedad aproximada de 10 mil años.
• Fernando Cabieses.
El Dr. Fernando Cabieses dijo: "Los descubrimientos realizados en Puémape, tienen enorme trascendencia ya que allí se hallan las raíces de la nacionalidad peruana, desde los primeros hombres que se estuvieron organizando en el Perú, es decir los hombres de Paiján hasta los inicios de la cultura Cupisnique…" (Ultimas Noticias 26-5-90)
El arqueólogo Elera Arévalo, dice: "Las evidencias encontradas en Puémape sirven para esbozar la tesis de que no es cierto que la cultura Chavín de Huantar se genera en el oriente, sino que parece tener sus raíces en Cupisnique… En Puémape se encuentra valiosa evidencia que demostraría nuevas teorías. Cupisnique es una cultura que alcanzó un elevado nivel de desarrollo…" (Ultimas Noticas 2-4-90)
Se han realizado varios estudios y excavaciones a lo largo de los valles en numerosos sitios. Los lugares Mochica más importantes excavados en el Valle de Jequetepeque son Dos Cabezas, La Mina y Pakatnamú, ubicados cerca del océano; y Cerro Chepén, Portachuelo de Charcape, San Ildefonso y San José de Moro, en la parte norte del valle, correspondiente a la cuenca del río Chamán.
En un tiempo muy lejano hubo en el territorio norteño una sucesión de pueblos y señoríos. En ese devenir histórico aparecen los mochicas como los moradores que dejan hondas huellas a su paso por estas tierras. Quizá ellos serían descendientes de los Cupisniques o tal vez sus conquistadores. No lo sabemos por ahora. Lo cierto es que al establecerse en estas tierras fundaron una cultura muy singular que lograron mantener por muchos años.
Los Mochicas al establecerse en este valle construyeron la ciudad de Pakatnamú como capital de su reino. El sitio era muy estratégico para defenderse del enemigo en caso de ser atacados. Los Mochicas lograron mantenerse por muchas centurias como testimonio de su poder organizativo.
Sus excelentes crónicas escritas en vasos de barro nos revelan que también era calificados guerreros y que tenían eficientes medios de comunicación, y que la ciudad santa de Pakatnamú llegó a ser un Centro de Adoración a donde venían en peregrinación de diferentes zonas trayendo ricas ofrendas.
Cautiva inmensamente nuestra atención el encuentro de vestigios de hombres blancos en las ruinas de Pakatnamú. Orlando Carrasco Bardales en busca de documentación histórica sobre la provincia de Pacasmayo, llega a don Augusto Castillo Muro, en Lambayeque, quien gentilmente le confió la transcripción de un grabado encontrado en Pakatnamú en el siglo XVI a la llegada de los españoles con la siguiente leyenda:
"… encontrándose en una Huaca unas tablillas de arcilla, o barro cocido, en las que en lenguaje pictográfico se describía… la historia de estas tierras. Los españoles al ver esto en su ignorancia creyeron que eran cosas del diablo e inmediatamente se dispusieron a hacer un auto de fe. Entre los naturales había un indio que decía conocer dichas escrituras, porque su padre había sido sacerdote, con mucha habilidad y a orden de los españoles, copió fielmente los dibujos y jeroglíficos que se veían en las tablillas principales. Al ser interrogado por los españoles sobre el significado de los signos manifestó que ahí decía: "Paicatnamú capitán de Naylamp hombre brutal", dicha traducción con el subsiguiente dibujo trasladado al pergamino fueron firmados por el posible Fiscal del juicio cuya firma aparece ilegible…" La copia fotostática ha sido sacada del original que se encontraba en poder del historiador lambayecano.
El señor Raúl Castañeda Amézaga en el año 1973, publicó en "La Unión" de Pacasmayo una serie de artículos sobre la arqueología en Pakatnamú, trabajos realizados por Heinrich Ubbelohode Doering, en uno de esos artículos decía:
"describe una cabeza de guerrero a la que llama "rey de Asiria", por su aspecto. De manera similar hay una cabeza de mujer llamada "diosa griega" por su parecido a las esculturas micénicas griegas… De igual manera muestra una cabeza Pakatnamú que pertenece al Museo Etnológico de Múnich mencionada en la obra "El Arte en el Antiguo Perú", los ojos grandes, la nariz leptorrina, los mostachos, la forma del cráneo, etc., no dejan lugar a duda sobre la existencia de esos guerreros blancos del antiguo Pakatnamú".
Los Huaylas o Recuay: Los Huaylas tuvieron su centro de desarrollo en el Callejón de Huaylas. Por vestigios de cerámica encontrados en esta zona, se cree que los Huaylas invadieron territorio mochica, a principios del siglo V. Se encuentran huellas en las Huacas del Gallinazo en Virú y en la Huaca Teodora en Lambayeque. A mediados del mismo siglo parece que destruyeron el Templo de Pakatnamú. Estos invasores fueron absorbidos por la cultura costeña y así Pakatnamú vuelve a tener su apogeo hasta el siglo VIII cuando fue invadido por los Tiahuanaco.
Los Tiahuanaco: Por el siglo IX d.C. los mochicas sufren la invasión del Tiahuanaco. Estos conquistadores trajeron una nueva religión y organización política. Su presencia en el norte yunga, paralizó la civilización mochica. Los Tiahuanaco mantuvieron el territorio conquistado por cerca de 200 años. Después lo abandonaron precipitadamente porque los mochicas y pueblos vecinos se sublevaban continuamente. Al abandonar territorio mochica el invasor lo dejó en completa anarquía.
Conceptos sobre la expansión Tiahuanaco los encontramos en el libro "Orígenes de la civilización en el Perú" del Dr. Luis G. Lumbreras.
Los Chimú: Los descendientes de los Mochicas, tan luego logran liberarse del poder del Tiahuanaco, establecen gobiernos independientes en todos los valles de la costa norte.
Por esta época aparecen nuevos líderes, destacándose el de Chan-Chan. Algunos estudiosos piensan que estos nuevos líderes vinieron de Centro América.
El profesor José Amílcar Torres Yépez, en su Monografía de Pacasmayo, publicada en el diario "La Unión" de Pacasmayo en 1938 dice: "En tiempos lejanos arribaron a las playas de Jequetepeque y Pacasmayo inmigrantes venidos probablemente de Centro América. La palabra Jequetepeque es casi una prueba por su semejanza con los nombres centroamericanos, tales como: Quezaltepeque, Omotepec, Tehuantepec, etc. La analogía de estas palabras y el nombre Jequetepeque, no es casual, sino que está contando que Jequetepeque como nombre de los lugares ya citados, es una palabra común de lugares en Centro América". En apoyo de su teoría el señor Torres Yépez cita las leyendas de Naylamp y Taycanamu, de quienes se dice vinieron por mar en balsas. (Pacasmayo I - pag. 117 - Polo)
CONQUISTA DEL VALLE JEQUETEPEQUE.
El curaca Chimo, el más poderoso señor de todos los curacas, habiendo aprendido nuevas técnicas en la lucha de liberación y con el espíritu guerrero que lo caracterizaba se lanzó a la conquista de los reinos pequeños establecidos en los valles costeños. Teniendo a Chan-Chan como su capital, extendió sus fronteras por el sur hasta Lima y por el norte hasta Tumbes.
En ese plan de conquista vino a este valle el capitán Pakatnamú, a someter a este territorio al dominio del Gran Chimo. El cronista de la Calancha dice: "El Gran Chimo, emprendió la conquista del valle que hoy es Guadalupe, y envió a un capitán arriesgado con gran número de gente diestra, que escogió entre los más belicosos; y después de varios encuentros, dudosas batallas y alternadas victorias a costa de muchas vidas y precio de arroyos de sangre, compraron doce leguas de señorío venciendo la perseverancia lo que había arriesgado la valentía.
Llamaron a este capitán (que después de la victoria nombró Gobernador el Chimo) Pakatnamú que en aquella lengua quiere decir "padre común". A su dominio se llamó valle de Pacasmayo, y el cerro donde fundó su casa, cuyas reliquias existen y conservan sin corrupción, puso el nombre Pakatnamú. (Arqueología Peruana - pag. 381).
Basándonos en recientes estudios arqueológicos, sacamos la conclusión que el capitán Pakatnamú no fundó la ciudad que lleva su nombre, porque esta tiene una existencia anterior a la conquista emprendida por el capitán chimú. Es posible que al sucederse la conquista, la ciudad fue destruida. El capitán al tomar posesión la reconstruyó y en ella edificó su casa y desde entonces esta lleva el nombre de Pakatnamú.
Los chimús, para lograr mantener bajo su dominio a su vasto territorio, tenían guarniciones militares a lo largo de sus fronteras. Las había en Paramonga, Tumbes, Guambose y en Pacasmayo, porque al parecer los pacasmayinos eran gente muy rebelde.
Lo más saltante de la cultura Chimú es el énfasis que dieron a la irrigación. También se destacaron en la planificación urbana. En la metalurgia desarrollaron su propio estilo, logrando superar a sus antepasados los mochicas. Los chimús son los creadores de los tejidos con plumas de diversos colores.
SIGNIFICADO DE LA PALABRA PAKATNAMU.
Muchos han tratado de interpretar el significado de la palabra Pakatnamú. A mi parecer la interpretación más acertada es la que da el cronista don Antonio de la Calancha quien dice: "Pakatnamú, que en aquella lengua quiere decir, Padre común, o padre de todos…"
Fuente, Octavio Polo
Briceño, Pacasmayo Histórico1994.
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